Se mira en el espejo una última vez. La imagen solo le hace horrorizarse más. Piensa, que si por algún casual no funciona, siempre tendrá el gorro de mariquita. Y su actitud, que es su punto fuerte, dicen. Piensa cuatro veces más. “¿Pelo tazón?”. “Ay mi madre que me quedo calva”. “¡Una cresta!”. “Mamá me va a matar”. Antes de pensar una quinta vez, coge las tijeras y las mira. Todo ha cambiado desde la última vez que las vio. Ahora tiene un kilómetro más de pelo, y la mochila mucho más llena de piedras. Eso va a cambiar. Las mira una y última vez., y lo hace. Veinte centímetros caen al suelo. Media mochila vacía. Se mira en el espejo otra vez. Sonríe, le gusta lo que ve.